EL VIRUS ISA Y LA PESADILLA DE LA INDUSTRIA SALMONERA


(Publicado en revista Ercilla. Abril de 2008)


Irreversible como la erupción del volcán Chaitén, la crisis producida por la anemia infecciosa del salmón está derivando en un cuadro muy adverso para las empresas del rubro en la X región, el que podría hacerse extensivo incluso al gobierno.


“Chile se ha ido convirtiendo en una potencia pesquera industrial que goza de un fuerte liderazgo y reconocimiento internacional. Según cifras oficiales de FAO, el país ya se sitúa en un destacado quinto lugar a nivel mundial, participando con un 3.9% de las capturas totales y también ocupa la octava posición en materia de exportaciones, logrando ventas superiores a los US$3.000 millones”, señalaba a comienzos de abril el Subsecretario de Pesca, Jorge Chocair durante la inauguración de una planta de productos congelados de una importante pesquera privada.


Sin embargo, tal optimismo corre paralelo a una realidad amenazante para nuestra actividad pesquera: la presencia de la anemia infecciosa del salmón o virus ISA.La situación preocupa al gobierno y el empresariado. No por nada, Chile es el segundo exportador mundial de salmón después de Noruega. De hecho, de las más de 1.800 toneladas producidas en 2007, nuestro país se hizo cargo del 36% y Noruega del 43,3%, según cifras de Salmón Chile. El destino fundamental de nuestro tercer producto de mayor exportación -tras el cobre y el molibdeno- fue Estados Unidos (38,5%) y Japón (28,9%).


BUSCANDO SOLUCIONES


Dada la importancia estratégica de esta industria, desde el 25 de abril se instauró una mesa de trabajo para adoptar medidas urgentes y “de corto plazo” contra la expansión del ISA. Sus principales propuestas deben estar en un máximo de 90 días. Presidida por el Ministro de Economía, Hugo Lavados, cuenta con representantes de las subsecretarias de Pesca y Marina, Corfo, Sernapesca, Fundación Chile y expertos en el tema.


Mientras las autoridades están lejos de arribar a una solución definitiva y aún se experimentan sistemas científicos más allá de los paliativos de rigor, se suceden los cuestionamientos a las salmoneras, entre los que se cuentan el uso de la aparición del virus para reducir personal, incrementando así la precarización de los trabajadores que ven en el “cobre del Sur” una posibilidad para surgir. Al gobierno, en tanto, se le sindica de tratarlas con guante blanco en consideración a su alto aporte al erario nacional.


En tal contexto, hace sólo semanas la Subsecretaria de Pesca y Salmon Chile publicaron un informativo sobre la enfermedad, “sus posibles consecuencias y el impacto que ha tenido hasta el momento en la industria del salmón”.


A LA FECHA...


Lo más significativo del informe es que ratifica que aunque el ISA es altamente contagioso, no ataca al resto de la fauna marina ni representa “el menor riesgo para la salud humana”. Ello, dado que el PH gástrico inactiva al virus y que la temperatura corporal es mayor a la requerida para la reproducción del agente infeccioso.


Tras ser detectado en Noruega en el ´84, el virus se expandió a todas las naciones productoras, siendo Chile el último país en experimentar el contagio. Cabe destacar que pese a que el ISA se advirtió en el ´99 en el salmón Coho, los ejemplares no desarrollaron la fase clínica, lo que sí ocurrió en junio de 2007 en la especie atlántica cultivada en la isla Lemuy (Chiloé).


Luego del hallazgo, Sernapesca, representantes del mundo salmonero y expertos universitarios aplicaron un plan de control basado en los métodos de los países que conocían la transmisión.


Además del sacrificio de los peces infectados, se establecieron zonas de cuarentena y vigilancia y la inspección permanente de los centros afectados. Igualmente, se mandató a la industria a reportar semanalmente la mortalidad para avistar nuevos focos de riesgo.


Entre agosto y diciembre de 2007, Sernapesca indagó la presencia del ISA en 558 centros salmoneros, concentrándose en la X (70%) y la XI regiones (20%). En un primer momento, la cuarentena se confinó a Lemuy, pero al advertirse otros núcleos se amplió al sur de Chiloé, el Seno de Reloncaví, Chaitén y Aysén.


Según Sernapesca y el empresariado, el impacto del virus aún es acotado y hay brote en poco más del 3% de los centros operativos. Salmón Chile, en tanto, recalca que pese al adverso panorama en 2007 las exportaciones crecieron 3% respecto al año anterior. Sin embargo, desde la detección clínica del ISA hay pérdidas de US$ 23 millones y se han eliminado 400 toneladas brutas de peces.


CUESTIÓN DE CONFIANZAS


Entre los episodios significativos que revelan el duro momento que vive hoy la industria está el cierre anticipado de la planta de proceso de la empresa noruega Marine Harvest –la salmonera más importante a nivel mundial- ubicada en Chinquihue, Puerto Montt, registrado el 11 de abril.


La decisión habría pasado por alto un acuerdo previo por el que se despedirían 600 trabajadores, pero sólo en junio y tras el estudio de compensaciones en base a un diálogo que incluiría al sindicato y las autoridades. No obstante, se anticipó la medida en toda su magnitud.


Según la salmonera, la determinación fue para enfrentar los costos de la propagación del ISA y ya anunció más despidos para los próximos meses. También informó que disminuirá sus inversiones en Chile y reordenará la ubicación de sus centros, poniendo la mira en la XI región.


Tras el cierre, el alcalde de Puerto Montt, Rabindranath Quinteros, acusó a los noruegos de actuar con unilateralidad y no ocultó su malestar. “Cuando se falta a la verdad, las confianzas se terminan y yo he perdido la confianza en la empresa Marine Harvest”, declaró al Diario El Llanquihue.


En tanto el conflicto adquiere fuerza en Los Lagos, en la Cámara de Diputados cumple su primer trámite constitucional una iniciativa que es vista con pésimos ojos por los pescadores artesanales y que, además, puede traer más de un coletazo político.


Se trata de un proyecto modificatorio del artículo 142 de la Ley de Pesca que posibilitaría la “reasignación” de concesiones sin el rendimiento de nuevas declaraciones de impacto ambiental.


El presidente de la Comisión de Pesca de la Cámara Alta, senador Camilo Escalona, ya ha manifestado abiertamente sus reparos, haciendo suya la denuncia de los pequeños pescadores de que los grandes beneficiarios serían los empresarios salmoneros. Considerando también las denuncias de prácticas antisindicales, Escalona no tuvo reparos al plantear los riesgos del proyecto. “De continuar las condiciones actuales, sin ningún tipo de regulación a la industria del salmón, significaría meter un barril con dinamita en el clima social de la región”.


ALTA PERMISIVIDAD


Si bien en su página web Salmón Chile declara que la implementación voluntaria de salvaguardas a favor del medioambiente “ha sido fundamental en su éxito exportador”, igualmente agrega referencias que no cuesta interpretar como quejas implícitas. “No existe en Chile otro sector productivo que sea más regulado en términos medioambientales que la salmonicultura. (...) Es, además, la única industria nacional que debe cumplir con una regulación ambiental específica para ella (el RAMA o Reglamento Ambiental para la Acuicultura) y la única que anualmente debe informar a las autoridades sectoriales públicas sobre el estado ambiental de cada una de sus instalaciones”.


Pese a tales declaraciones, el coordinador del Programa de Recursos Naturales de la Fundación Terram, Francisco Pinto, sostiene que la supervigilancia gubernativa es débil y altamente permisiva. “Al contrario de lo que afirman las salmoneras, la regulación es pobre y esta es una decisión voluntaria y consciente de las autoridades. Aquí no deja de ser significativo que el RAMA haya emanado del Ministerio de Economía. ¿Cómo el mismo ente promotor va a regular ambientalmente una actividad productiva si sus competencias van, justamente, por impulsar la productividad?”, sostiene.


Significativo también resulta para el investigador que aunque haya voluntad fiscalizadora, las autoridades enfrenten un muro de hierro: la carencia de medios humanos e incluso económicos para concretarla. Y es que la industria ha crecido tan superlativamente que no excluye la autoproclamada libertad de acción del empresariado, la que justificaría que la explotación de los recursos naturales y los trabajadores sea un requisito sine qua non del crecimiento.


“Actualmente, hay 12 mil hectáreas concesionadas para centros de cultivo y petición para otras 44 mil, lo que da una idea de la magnitud de una industria frente a la cual el Estado se empequeñece cada vez en tanto ente fiscalizador”, afirma Pinto.


“Aun así, al año 2006 de cada 10 fiscalizaciones de la Inspección del Trabajo a las salmoneras 8 terminaban en infracción. No sé que otra industria tiene una infraccionalidad del 80%. Y las multas apuntaron, fundamentalmente, a la falta de condiciones de higiene y seguridad para los trabajadores. Además, en la práctica, el servicio carece de medios para fiscalizar. El nivel de precariedad es tal que supera la falta de personal y llega incluso a que no cuentan con una lancha propia para llegar a los centros de cultivo...”, agrega.


ESTADO DE PROPAGACIÓN DEL VIRUS ISA:

Centros de cultivo operativos: 637 (100%).

Con brote del virus: 21 (3,29%)

Sospechosos: 17 (2,66%)

En cuarentena 39 (6,12%)

(Fuente: Sernapesca y Salmón Chile, abril de 2008)

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